Decíamos en la previa del partido ante el Real Zaragoza que queríamos una victoria para cambiar el rumbo y eso es lo que consiguió el Sevilla F.C. ayer por lo que estamos contentos por que al final lo que queda es los tres puntos que se han conseguido.
Destacar la importancia que supone esta victoria, tras cinco partidos sin ganar, y supone la primera victoria fuera del Ramón Sánchez-Pizjuán en lo que va de temporada, lo cual debe servir para cambiar el estado de ánimo de los futbolistas y reforzar el estado de ánimo de un equipo que lo debía de necesitar tras ver que ni el juego ni los resultados le eran propicios.
Pero vista la segunda parte del partido la conclusión es que queda mucho por hacer a un Marcelino que aunque ha intentado cambiar la estrategia le sigue fallando el juego del equipo y, al menos eso parece la forma física, ya que no es la primera vez que en las segundas partes el equipo sólo es capaz de encerrarse a intentar defender un resultado, dándole el peso del juego al equipo contrario.
La suerte es que ayer en contra estaba un Zaragoza al que no se le ve buena pinta, sin ideas, bueno si siguiendo a rajatabla el manual de su entrenador respecto a que en defensa “sólo puede pasar el jugador y el balón” y, creemos que además les dice “que si es dando una buena patada mejor”, aunque esto le sirvió en Osasuna y con el Atlético y el año pasado salvó a los maños, este año tiene que afilar mejor los tacos de las botas.
En cuanto a los cambios no fueron tantos como se comentaban, han pagado los platos rotos del Bilbao Escudé y Kanouté, que ayer no jugaron ni un minuto. Entrando en sus puestos Fazio (que jugó en el centro del campo ante el Athletic y que parece que da mejores sensaciones en defensa donde ya jugó en el Nou Camp) y Rakitic. Además Coke sustituyó al lesionado Cáceres.
La primera media hora fue de buen juego del Sevilla, destacando Negredo que tuvo varias ocasiones además de fabricar un penalti claro en el minuto 22, que anotó con suspense al dar su tiro al palo, claro que si no lo hubiera ajustado tanto el portero Roberto lo habría parado, ya que se tiró para el sitio habitual donde lo lanza el de Vallecas (no es el Sevilla el único equipo en que se estudian a los rivales y que los porteros saben para donde suelen tirar los penaltis sus especialistas).
A partir de aquí fue decayendo el juego, aunque lo más peligroso del Zaragoza fue un despeje absurdo de Negredo hacia su portería en la salida de una falta que Varas tuvo que salvar con agilidad, debemos aconsejar a Marcelino que deje a Negredo lo más adelantado posible ya que suele ser peligrosos en defensa, ya en Zaragoza recordamos que metió un gol en propia meta hace dos temporadas.
Como hemos dicho el segundo tiempo fue un quiero y no puedo, donde se perdió absolutamente el centro del campo en el que ni Trochowski, ni Rakitic fueron capaces de dar un pase a derechas y sus substitutos, quizás tarde, Armenteros y Campaña tampoco arreglaron nada. Para colmo Negredo solicitó el cambio en el minuto 57 y Manu del Moral sólo tuvo tiempo de sufrir la teoría futbolística de Aguirre.
Pero aun jugando mal en el minuto 89 en la única jugada destacable del Sevilla Navas llevó un contragolpe para dar el pase de la muerte a un Campaña absolutamente solo, que no acertó con la portería tirando blandito para que Roberto se luciera, en vez del 2-0, tuvimos que sufrir hasta el minuto 94 el acoso de un Zaragoza, que se quedó con 10 en el 90, y que terminó con el portero intentando rematar una falta en el área de Varas.
En resumen, hay que estar contento por los tres puntos y preocupados por el nivel futbolístico presentado en el segundo tiempo, también hay que destacar la celebración del equipo haciendo piña, esperemos que sea una buena señal para el futuro.
Destacar la importancia que supone esta victoria, tras cinco partidos sin ganar, y supone la primera victoria fuera del Ramón Sánchez-Pizjuán en lo que va de temporada, lo cual debe servir para cambiar el estado de ánimo de los futbolistas y reforzar el estado de ánimo de un equipo que lo debía de necesitar tras ver que ni el juego ni los resultados le eran propicios.
Pero vista la segunda parte del partido la conclusión es que queda mucho por hacer a un Marcelino que aunque ha intentado cambiar la estrategia le sigue fallando el juego del equipo y, al menos eso parece la forma física, ya que no es la primera vez que en las segundas partes el equipo sólo es capaz de encerrarse a intentar defender un resultado, dándole el peso del juego al equipo contrario.
La suerte es que ayer en contra estaba un Zaragoza al que no se le ve buena pinta, sin ideas, bueno si siguiendo a rajatabla el manual de su entrenador respecto a que en defensa “sólo puede pasar el jugador y el balón” y, creemos que además les dice “que si es dando una buena patada mejor”, aunque esto le sirvió en Osasuna y con el Atlético y el año pasado salvó a los maños, este año tiene que afilar mejor los tacos de las botas.
En cuanto a los cambios no fueron tantos como se comentaban, han pagado los platos rotos del Bilbao Escudé y Kanouté, que ayer no jugaron ni un minuto. Entrando en sus puestos Fazio (que jugó en el centro del campo ante el Athletic y que parece que da mejores sensaciones en defensa donde ya jugó en el Nou Camp) y Rakitic. Además Coke sustituyó al lesionado Cáceres.
La primera media hora fue de buen juego del Sevilla, destacando Negredo que tuvo varias ocasiones además de fabricar un penalti claro en el minuto 22, que anotó con suspense al dar su tiro al palo, claro que si no lo hubiera ajustado tanto el portero Roberto lo habría parado, ya que se tiró para el sitio habitual donde lo lanza el de Vallecas (no es el Sevilla el único equipo en que se estudian a los rivales y que los porteros saben para donde suelen tirar los penaltis sus especialistas).
A partir de aquí fue decayendo el juego, aunque lo más peligroso del Zaragoza fue un despeje absurdo de Negredo hacia su portería en la salida de una falta que Varas tuvo que salvar con agilidad, debemos aconsejar a Marcelino que deje a Negredo lo más adelantado posible ya que suele ser peligrosos en defensa, ya en Zaragoza recordamos que metió un gol en propia meta hace dos temporadas.
Como hemos dicho el segundo tiempo fue un quiero y no puedo, donde se perdió absolutamente el centro del campo en el que ni Trochowski, ni Rakitic fueron capaces de dar un pase a derechas y sus substitutos, quizás tarde, Armenteros y Campaña tampoco arreglaron nada. Para colmo Negredo solicitó el cambio en el minuto 57 y Manu del Moral sólo tuvo tiempo de sufrir la teoría futbolística de Aguirre.
Pero aun jugando mal en el minuto 89 en la única jugada destacable del Sevilla Navas llevó un contragolpe para dar el pase de la muerte a un Campaña absolutamente solo, que no acertó con la portería tirando blandito para que Roberto se luciera, en vez del 2-0, tuvimos que sufrir hasta el minuto 94 el acoso de un Zaragoza, que se quedó con 10 en el 90, y que terminó con el portero intentando rematar una falta en el área de Varas.
En resumen, hay que estar contento por los tres puntos y preocupados por el nivel futbolístico presentado en el segundo tiempo, también hay que destacar la celebración del equipo haciendo piña, esperemos que sea una buena señal para el futuro.
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