Uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras, este dicho como tantos otros refranes y frases hechas es cierto pero sobre todo es una buena práctica para aquel que deja por escrito sus opiniones, porque ya se sabe que las palabras se las lleva el viento pero lo que se escribe, ya sea en un blog o en cualquier otro medio queda para siempre.
Y por esto ayer no escribimos nuestra habitual crónica del partido bochornoso que jugó ayer el Sevilla F:C. ante el Villareal, por una decisión INCOMPRENSIBLE de un entrenador que había perdido los papeles absolutamente y que dio el mensaje claro “Sr Del Nido quiero el despido yo no me iré pero podremos negociar una salida”.
Ante todo, el señor Marcelino García Toral nos parece una gran persona, un estudioso del fútbol y un gran entrenador, esto último lo demuestra su currículum y sin ir más lejos el gran recuerdo que ha dejado en su paso por el Recreativo de Huelva, en el que los aficionados al decano insisten en recordarnos, aunque tampoco comprenden lo que le ocurre en Sevilla.
Tampoco vamos a criticar a un profesional por pedir lo que le han firmado desde un club ya que todos queremos que nos paguen los que no prometen, sobre todo si uno cree que está haciendo bien su trabajo.
Pero ayer, tras un primer tiempo normalito en el que se hizo lo difícil, remontar un primer gol del Villareal en una jugada de suerte al meter en propia meta un defensor un centro de Jesús Navas. Viendo además un Villareal vulgar, que llevaba 20 partidos fuera de casa, parecía que se podía conseguir la victoria.
Pero en el descanso Marcelino ante la lesión de Medel por problemas respiratorios y con la idea según él de buscar la victoria, hizo un cambio ilógico a todas luces poniendo a Reyes y Trochowski por Medel y Coke y dejando una defensa de tres con Fazio, Escudé y Navarro. Dejando la banda a Navas apoyado por Fazio.
Esto supuso que el equipo se dividiera en dos y hubo ocasiones para el Sevilla y Villareal, pero las más claras eran para éste en un fallo de Borja Valero y un tiro al palo de Musacchio. Ante este peligro defensivo fue incapaz de rectificar y como suele ocurrir en los últimos tiempos, bien por fallos propios o aciertos de los porteros rivales, no se marcó el segundo gol y se terminó recibiendo el segundo en el minuto 81.
A partir de este momento Marcelino bajó los brazos dejando incluso un cambio por realizar, no dando más instrucciones y viendo el partido en el banquillo o desde su lateral.
Esto unido a que había jugadores que físicamente no eran capaces de terminar el partido a buen nivel como Negredo, Rakitic o Fazio. Viendo que curiosamente Kanouté comenzaba de titular desde hacia mucho tiempo y terminaba un partido (sólo lo ha hecho en cuatro partidos esta temporada y el último fue el del 20 de noviembre ante el Athletic).
En resumen que hoy ha ocurrido lo lógico y Marcelino es historia, ya que el equipo está en caída libre y creemos que el vestuario no estaba con Marcelino, ahora falta que se acierte con su sustituto ¡qué pena que Joaquín Caparrós no haya tenido un poco de paciencia!.
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