Aunque parezca mentira ya han pasado 15 días de ese 13 de mayo, día de la virgen de Fátima tan importante para los portugueses a los que nos íbamos a enfrentar en la final de la Europa League. Y nosotros como muchos sevillistas estábamos haciendo el repaso mental y hablado de las cosas que había que preparar para nuestro viaje a Turín.
Y es que antes de una final, de esas que muchos creíamos que nunca íbamos a disfrutar y de las que ya hemos vivido varias y hemos disfrutado de los triunfos de nuestro equipo, todo lo que se hace es nuevo pero se intenta recordar en este caso que se hizo otras veces y que se hace normalmente ante un partido de la importancia de una final, porque tenemos que reconocer que para esto del fútbol somos muy supersticiosos.
Y hace dos martes estábamos eligiendo la camiseta que llevaríamos en la final, esa camiseta de la final de Eindhoven esa que nos cambió la vida gracias a un zurduzado de Antonio Puerta que estamos seguros sigue empujando balones para nuestro equipo e incluso ayudando a la inspiración de M´Bia y Beto para darnos este título. La bandera del centenario que no falta a ningún partido, difícil decisión sobre si llevar la bufanda de la final (así hicimos en Holanda cuando en el vuelo de ida nos la entregaron y desde entonces la llevamos a todos los partidos, y al final decidimos quedarnos con ésta.
Además había que decidir si llevar alguna sudadera, chubasquero… es decir pensar en esa ropa que nos ha dado suerte en los últimos partidos. Y claro organizar “la intendencia”, comida recordando el bocadillo de Holanda, las chuches de las finales de copa en Madrid o en Barcelona…
Y claro lo más importante los billetes de avión, la entrada y organizar para irnos con la ilusión de niños en la mañana del día de Reyes hacía una nueva final. Así a las 4:30 horas ya estábamos en el aeropuerto, nuestro vuelo salía a las 6:15 y todo empezó bien consiguiendo rápidamente las tarjetas de embarque y tomando un café para despertarnos, mientras el aeropuerto se estaba llenado de muchos sevillistas como nosotros, disfrutando también de ese regalo de reyes que era ir a apoyar a nuestro equipo en una final de la Europa League.
Pero empezaron los nervios cuando las pantallas de salida indicaban retrasos en el vuelo y no aparecía la puerta de embarque, aparecía y nos la cambiaban y empezaban las dudas sobre el retraso del vuelo. Mientras pudimos ver el avión que había llevado a nuestro equipo hacía Italia el día anterior.
Pero todo salió bien, con un pequeño retraso, y las 10 estábamos en el aeropuerto para buscar un autobús escolar, por cierto bastante castigado, que nos llevó al estadio y de allí un autobús que nos dejó no sabemos dónde para comenzar la búsqueda de la basílica de María Auxiliadora con la finalidad de visitar a la virgen y a San Juan Bosco, durante la visita tuvimos la posibilidad de coincidir con el presidente al que pedimos la copa y nos aseguró que se obtendría, como pudimos escucharle en los programas nocturnos que escuchamos al no poder dormir por los nervios del viaje.
Y de aquí a los jardines reales a disfrutar de la comida y de un rato de sevillismo con un buen ambiente por parte de los italianos que pedían vendetta ante el Benfica, y como siempre nuestra afición mezclada sin problemas con los del equipo rival. E intentando ganar desde ya el partido de la grada, de hecho camino del estadio en el tram ya tuvimos que callar a los portugueses que también iban hacía la final, con un trayecto de los que recordaremos como el del metro de Madrid.
Y como siempre hemos hecho fuimos a esperar la llegada del equipo, que ya hemos comentado, y a sufrir ganando el partido en la grada por goleada (aunque en la prensa deportiva sólo hablen de la afición colchonera que se caracteriza por sus gritos contra la afición sevillista y su desprecio a la memoria de Antonio Puerta, y hasta disfrutar de un título como recogemos en estos videos que tendremos para el recuerdo de todos.
Y es que antes de una final, de esas que muchos creíamos que nunca íbamos a disfrutar y de las que ya hemos vivido varias y hemos disfrutado de los triunfos de nuestro equipo, todo lo que se hace es nuevo pero se intenta recordar en este caso que se hizo otras veces y que se hace normalmente ante un partido de la importancia de una final, porque tenemos que reconocer que para esto del fútbol somos muy supersticiosos.
Y hace dos martes estábamos eligiendo la camiseta que llevaríamos en la final, esa camiseta de la final de Eindhoven esa que nos cambió la vida gracias a un zurduzado de Antonio Puerta que estamos seguros sigue empujando balones para nuestro equipo e incluso ayudando a la inspiración de M´Bia y Beto para darnos este título. La bandera del centenario que no falta a ningún partido, difícil decisión sobre si llevar la bufanda de la final (así hicimos en Holanda cuando en el vuelo de ida nos la entregaron y desde entonces la llevamos a todos los partidos, y al final decidimos quedarnos con ésta.
Además había que decidir si llevar alguna sudadera, chubasquero… es decir pensar en esa ropa que nos ha dado suerte en los últimos partidos. Y claro organizar “la intendencia”, comida recordando el bocadillo de Holanda, las chuches de las finales de copa en Madrid o en Barcelona…
Y claro lo más importante los billetes de avión, la entrada y organizar para irnos con la ilusión de niños en la mañana del día de Reyes hacía una nueva final. Así a las 4:30 horas ya estábamos en el aeropuerto, nuestro vuelo salía a las 6:15 y todo empezó bien consiguiendo rápidamente las tarjetas de embarque y tomando un café para despertarnos, mientras el aeropuerto se estaba llenado de muchos sevillistas como nosotros, disfrutando también de ese regalo de reyes que era ir a apoyar a nuestro equipo en una final de la Europa League.
Pero empezaron los nervios cuando las pantallas de salida indicaban retrasos en el vuelo y no aparecía la puerta de embarque, aparecía y nos la cambiaban y empezaban las dudas sobre el retraso del vuelo. Mientras pudimos ver el avión que había llevado a nuestro equipo hacía Italia el día anterior.
Pero todo salió bien, con un pequeño retraso, y las 10 estábamos en el aeropuerto para buscar un autobús escolar, por cierto bastante castigado, que nos llevó al estadio y de allí un autobús que nos dejó no sabemos dónde para comenzar la búsqueda de la basílica de María Auxiliadora con la finalidad de visitar a la virgen y a San Juan Bosco, durante la visita tuvimos la posibilidad de coincidir con el presidente al que pedimos la copa y nos aseguró que se obtendría, como pudimos escucharle en los programas nocturnos que escuchamos al no poder dormir por los nervios del viaje.
Y de aquí a los jardines reales a disfrutar de la comida y de un rato de sevillismo con un buen ambiente por parte de los italianos que pedían vendetta ante el Benfica, y como siempre nuestra afición mezclada sin problemas con los del equipo rival. E intentando ganar desde ya el partido de la grada, de hecho camino del estadio en el tram ya tuvimos que callar a los portugueses que también iban hacía la final, con un trayecto de los que recordaremos como el del metro de Madrid.
Y como siempre hemos hecho fuimos a esperar la llegada del equipo, que ya hemos comentado, y a sufrir ganando el partido en la grada por goleada (aunque en la prensa deportiva sólo hablen de la afición colchonera que se caracteriza por sus gritos contra la afición sevillista y su desprecio a la memoria de Antonio Puerta, y hasta disfrutar de un título como recogemos en estos videos que tendremos para el recuerdo de todos.
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